Del porque un día para el Grabador?

 Del porque un día para el Grabador?

Por: JULIO CÉSAR RODRÍGUEZ JAIMES

Director Taller de Gráfica La Huella

@tallerlahuella @jcrodriguezjaimes

  


Reza la leyenda que, en un lugar de la Huella, de cuya fecha se perdió en el tiempo, me preguntaban siempre del ¿porque el día del grabador?, atine solo a recordar las caballerescas historias que leía en mi vida escolar.

 Hablar del grabado hoy por hoy se ha convertido en todo un largo proceso que permite al otro, encontrarse con un diálogo apasionado, de un “Quijote”, que entre puntas, chapas metálicas, tarlatanas, tintas, gubias, entre otros vericuetos, narrará incansablemente y muy al estilo del prolijo de Cervantes, incontables e incansables faenas entorno a un oficio que se resistió a morir apabullado por los embates de la tecnología, esa que el sistema offset quiso arrebatar cual ladrón en la oscuridad, o sin olvidar cautelosamente cada una de esas aventuras, en donde cual buen científico loco, le permitió explorar en su mesa de trabajo incontables fórmulas, pruebas, en su mayoría de ensayo y error, la tal alquimia dirán los entendidos.

 Pero es en esta pasión, en esta dedicación por ese rescate de aquellas fórmulas mágicas, de aquellos procedimientos de vieja data y que no llegan a competir con los actuales, donde encontramos al vejete de lánguidas formas, bregando con su Rocinante en busca de ese profuso sentimiento por la sensual y obesa damisela del Toboso, esa que resulta cuando en el embate con molinos, con gigantes entre otros maleantes encontrará premio y recompensa: la impronta, si, la imagen retratada en un trozo de algodón molido llamado papel y que le permitirá cual victorioso hidalgo hallar alivio y placer al observar el resultado de la batalla dada, oh bendita estampa, tanto luche, que se logró….

 Apareció por ahí, cierto y de repente día, un maestro, José Antonio Suárez Londoño, que como buen Antioqueño, bonachón, excelente dibujante y esplendido grabador, entre sus charlas y narraciones, caminando por el museo de Antioquía y recorriendo una exposición del Barcelonés Antoni Tapies,  narrando en magistral charla, del como se ha de hacer el grabado, sin tapujos y con ese carisma que lo caracteriza, entre risas, se encomendaba al todo poderoso para que la estampa resultante de la presión del tórculo fuera agradable, que “sirviera para algo”, esa encomienda de repente yo ya en mi taller enclavado en las montañas de mi querido Santander, generó tanta ilusión que de repente recordé aquella otra exposición de un tal Rembrandt, más exactamente en el Museo Nacional de Colombia, en Bogotá, en el año 2002, en donde parado y absorto, miraba la diminuta  estampa “Autorretrato con capa y ojos muy abiertos, del 1630”, un aguafuerte con ajustes al buril, rezaba en su ficha técnica, que me impacto e invito a repensar lo que yo consideraba del grabado hasta este  día. 

Rembrandt en Colombia, Grabados, estuvo compuesta por 83 grabados provenientes de la Casa Museo Rembrandt de Amsterdam, los cuales son divididos en siete temas tratados abordados por el holandés: autorretratos, escenas bíblicas, escenas alegóricas y mitológicas, escenas de género, estudios de desnudo, paisajes y retratos. 

Su genialidad como grabador radicó en la creación de unas imágenes que no eran simplemente la copia de sus dibujos o pinturas, sino, un lenguaje propio para el grabado que permitió plasmar de manera única las formas, el espacio y la luz. Asimismo, Rembrandt es reconocido por el manejo excepcional de tres técnicas de estampación -aguafuerte, buril y punta seca-, la experimentación con distintas tintas y mezclas de grasas y aceites con pigmentos y el uso más de 300 tipos de papel.[1]

 

Rembrandt van Rijn fue un hombre que lo vivió todo, desde la opulencia del dinero y de la fama hasta una honda soledad marcada por el desastre de la bancarrota. Una de las particularidades más increíbles de Rembrandt (1606-1669), según los expertos, es que realizó un gran registro de su propia vida a través de sus pinturas, grabados y dibujos y con ellos, la interpretación más profunda de las emociones humanas. En sus autorretratos, el artista nacido en Leiden (Holanda), nunca se mintió, no trató de esconder su fealdad o su precaria situación. No hay en él el menor rastro de pose ni de vanidad, sino solamente -escribía E.H Gombrich- la penetrante mirada de un pintor que escruta sus propias facciones, siempre dispuesto a aprender más y más acerca de los secretos del rostro humano .[2]

Es por eso y desde ese día que le empecé a profesar una fe absoluta al gran holandés, colocando una estampita de su trabajo que de paso se convertiría como en la imagen más representativa del taller. Al que le invoca, les digo yo a mis muchachos, en los momentos más sutiles y sublimes del proceso del grabado, sobre todo cuando se trata de que la estampa “salga buena”.

 Reza así en la estampa:  

“Acudid a él, en los momentos más sublimes,

difíciles y a menos que su grabado lo amerite.”

Por eso decidí empezar a celebrar en La Huella, junto con mis estudiantes, el día oficial del grabador, otorgándole la fecha del 15 de Julio, como homenaje al día del nacimiento de tan digno personaje: San Rembrandt, santo patrón de los grabadores.

Al principio parecía que lo loco de la mancha, era yo, pero empezamos la difusión por la red, y se nos fueron uniendo más amigos, más talleres, más naciones que hoy por hoy y con gran satisfacción encuentro que se sumaron y todos celebramos nuestro día.

Esta es la historia del como un “Quijote”, logro sacar una iniciativa casi que absurda y hoy tenemos

Un día, no cualquier día, es nuestro día…

 

EL DÍA INTERNACIONAL DEL GRABADOR – 15 DE JULIO.


[1] REMBRANDT EN COLOMBIA, GRABADOS. Consultado en línea y disponible desde: http://sinic.gov.co/sites/rembrandt/exporemb.html

[2] REMBRANT BIEN GRABADO. Paola Villamarín. EL TIEMPO 25 de agosto 2002. Consultado en línea y disponible desde:  https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1312453